Lo decía Andrés Pérez Ortega los días previos en un post: Yo sobreviví al Personal Branding Lab Day.
La verdad es que algunos sobrevivimos a todo el Personal Branding Lab Day. Lo sobrevivimos, lo vivimos, lo disfrutamos y sobre todo, lo reviviremos durante tiempo.
Han sido dos días esperados, deseados, anhelados …
Las expectativas eran altas y eso tenía un riesgo. Ya sabes lo que dicen algunos conformistas: la clave para ser feliz es tener unas expectativas bajas. Esas expectativas altas eran arriesgadas ya que los condicionantes eran muchos: primera edición, fechas en las que hay mucha actividad de eventos, mucha gente a la que desvirtualizar, un pelín de vértigo por la posibilidad de compartir con muchos referentes …
El resultado … excepcional, sin paliativos. Mantengo mi certeza de que cualquier primera edición de lo que sea tiene algo de especial, de único, de auténtico. Ya me sucedió cuando participé en la primera edición del Postgrado en Personal Branding en la misma Facultat Blanquerna donde se celebró el PBLabDay. Mantengo mi certeza de que este es un colectivo que tiene la generosidad fijada en su ADN
Algo así sólo puede suceder porque hay alguien que toma las riendas de un colectivo entero, alguien que vence las perezas propias y ajenas, alguien que, por qué no decirlo, también arriesga algo tan mundano como un presupuesto económico ( la pasta), alguien que pone un escenario y se lo presta a sus colegas de profesión, alguien que entiende que la generosidad es el mayor de los egoísmos porque satisface más a quien la da que a quien la recibe.
Ese alguien tiene nombre y apellidos, tiene parte visible y parte oculta. Visibles son Guillém Recolons y Jordi Collell, los dos hemisferios que conforman el planeta de Soymimarca. Invisibles han sido Cristina Diez, Rubén Castro y seguro que algunos más. Y como puente entre lo visible y lo invisible ha estado Alèxia Herms, maestra de ceremonias en este bodorrio sin cónyuges pero con muchos testigos.
Era importante … no, no, era imprescindible que este congreso se celebrara, y que se celebrara ya. Porque los que hemos sobrevivido a él podemos contar a los que hubieran querido estar que somos un colectivo que, como me gusta decir, buscamos a través del Personal Branding la mejora personal y la mejora de nuestra sociedad. Porque somos un colectivo que, como dice Xavi Roca, ayudamos a los demás a ser más felices o, como dice Pau Samo, ayudamos a los demás a ser más libres. Porque desde nuestros diferentes “desde” necesitábamos encontrar un “donde”, un “como” y un “porqué” común, que no igual.
Muchos nos hemos conocido, reconocido, identificado, sorprendido y también hay que decirlo, relativizado.
De lo mucho y muy bueno que he escuchado en estos dos días me quedo con:
- El “Your life Matter” de Guillem Recolons.
- El «no perder de vista al cliente» de Arancha Ruiz.
- La Haztituz de Alfonso Alcántara.
- El Wow, el Know y el Now de Fabián González.
- El liderar sin dirigir o el dirigir sin liderar de Xavi Roca.
- El punto de vista del “lado oscuro” de Javier Remón.
Creo que mi aportación, junto con mis compañeros Pau Samo y Celestino Martínez, fue la de reivindicar algo tan concreto como la venta en un debate tan conceptual. Aunque conceptual pueda parecer aquello de que “la venta como actitud es un potentísimo canal de comunicación de la marca personal”. #PersonalSelling
Pero si algo me gustaría destacar es que el Personal Branding ha llegado, como ya nos anticipó Guillem Recolons, a su tercera dimensión. Una tercera dimensión que sitúa al Personal Branding más allá de un simple método, por poco simple que sea. Tras la fase funcional y la fase de diferenciación, estamos en la fase en la que debemos preguntarnos ¿por qué lo hago?, y sobre todo en la que debemos encontrar la respuesta. Una respuesta que nos lleve a nuestro destino, y que además nos haga disfrutar la travesía. Una travesía que por larga, deberá ser sostenible en el tiempo. Tu marca personal tiene algo de espiritual, algo que también debes descubrir.
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