En septiembre arranca para todos algo nuevo. La mayoría nos empeñamos en pensar los años de enero a diciembre pero después, en la práctica, nuestros años van de septiembre a agosto. Quizás sea un remanente escolar del que no conseguimos deshacernos.

Recientemente he leído a Seth Godin y a Jeremy Rifkin y en ambos he encontrado algo nuevo que está llegando, aunque también podría ser algo viejo que está volviendo.

Godin en su libro “¿Eres imprescindible?” habla de la poderosa cultura del regalo. Nos cuenta que sólo aquel que regala podrá ser rico. Que si vivimos por debajo de nuestras posibilidades tendremos superávit, y que ello nos permitirá ser generosos, lo que “ misteriosamente da la vuelta a la tortilla “ y hace que tu superávit crezca. Afirma que “… el acto de regalar vale más para mí de lo que para ti puede valer el recibirlo.”

Yo regalo mi tiempo hoy y alguien regalará su tiempo mañana. Y cuando sea necesario, acudiré a contratar al que me regaló porque me demostró lo que sabía, y me marcó con su generosidad … dejó marca en mi.

Pero no te confundas, si regalas esperando algo a cambio, en realidad no estás regalando. Lo que estás haciendo es monetizando el regalo.

Tampoco identifiques la cultura del regalo con el todo gratis, ya que como dice el amigo Guillem Recolons, #logratismata. Todos tenemos facturas que pagar …

Rifkin en su libro “La sociedad de coste marginal cero” nos habla del procomún colaborativo, y de la transformación de los consumidores en prosumidores. Es decir, consumidores que se han convertido en productores a través de sus excedentes. Como ejemplo podemos tomar el cambio que se está produciendo en la forma de generar y usar la energía en los países donde sus gobernantes piensan en las personas y no en el oligopolio. Iniciativas como BlaBlaCar, Uber, Airbnb y otras similares van también por este camino, controversias al margen.

La mayoría de estas iniciativas basan su existencia en un concepto clave que es la confianza. Y aquí es donde encontramos la conexión con tu Marca Personal.

En la economía capitalista se ofrecen servicios o productos a cambio de una compensación económica a quien pueda o quiera pagarlos. Pero si alguien comparte contigo algún producto o servicio, quiere saber algo de ti.

Si yo me subo a un taxi, el taxista me lleva a donde necesito, yo le pago y tan amigos.
Si yo te contacto para compartir vehículo en un trayecto determinado a un coste que no se puede considerar transacción económica, tú antes quieres saber algo de mí.
Cuando alguien reserva una habitación en un hotel, paga, duerme y mañana tan amigos.
Cuando alguien me cede una habitación de su casa como fórmula para poner a disposición sus excedentes, quiere saber algo de mí.

 

Y aquí es donde la Marca Personal del Prosumidor, del Productor/Consumidor, juega un papel esencial para que la confianza permita poner en marcha esta economía colaborativa. Sólo desde la confianza serás capaz de que tu reputación te abra las puertas a una economía que va más allá de las transacciones económicas.

Confianza y reputación son dos de los pilares en los que debería fundamentarse tu Marca Personal. Es por ello que me atrevo a afirmar que tomar consciencia de nuestra Marca Personal, trabajarla y potenciarla nos convertirá en productores y consumidores aventajados en esta economía que está llegando, o que está volviendo, y que va a quedarse para convivir con la economía capitalista tradicional.

ECONOMIA COLABORATIVA 2

Por cierto, si crees que todo esto, lo de la Marca Personal y lo de la Economía Colaborativa, es ciencia ficción, intenta entender como razonan gran parte de los que hoy se incorporan por primera vez al mercado laboral. Ellos son el hoy del mañana.

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